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viernes, 26 de septiembre de 2014

Francisco Rivera "Paquirri": 30 años en el recuerdo

Francisco Rivera "Paquirri": 30 años en el recuerdo                        


 Tal día como hoy hace 30 años el toreo perdía a uno de sus máximos exponentes, Francisco Rivera "Paquirri", que moría tras las complicaciones derivadas de la gravísima cornada sufrida por el toro Avispado, de la ganadería de Sayalero y Bandrés, en la cordobesa plaza de Pozoblanco.
El mundo del toro quedó huérfano, sumido en un "shock" que, a día de hoy, sigue removiendo al aficionado y amante de la fiesta taurina, que recuerda las últimas palabras del torero de Zahara de los Atunes (Cádiz), ya herido de muerte, dirigiéndose al doctor en la modesta enfermería de la plaza de Pozoblanco, el cirujano Eliseo Morán.
"Doctor, yo quiero hablar con usted, porque, si no, no me voy a quedar tranquilo. La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias. Una para allá y otra para acá. Abra todo lo que tenga que abrir, y lo demás está en sus manos". Éstas fueron las últimas palabras de Paquirri y la última imagen antes de fallecer horas después en el quirófano de un hospital militar de Córdoba capital.
La muerte de Paquirri se debió, fundamentalmente, a una serie de infortunios o calamidades, que tuvieron su inicio en lo poco preparada que estaba en aquellos tiempos la enfermería de aquella plaza para tratar este tipo de cornadas, aunque también resultó trágico su traslado a Córdoba, más de hora y media de viaje por una carretera de mala muerte, con el ocaso del sol como testigo.
Pero, a su llegada al hospital poco pudieron hacer los médicos por su vida, nada más que confirmar la hora de su muerte, las 21:40 horas de aquel 26 de septiembre de 1984, un día que ya forma parte de las páginas más tristes y dolorosas de la historia de la tauromaquia moderna.
El galimatías de aquella trágica tarde sigue aún presente en la mente de muchísimas personalidades cercanas a Francisco Rivera, como en la del doctor Ramón Vila, el otrora cirujano jefe de la Maestranza sevillana, quien llegó a decir en su día que "a toro pasado todo el mundo es valiente", aunque "si hubiera sido en otro sitio y con más medios…".

Treinta años después, el toreo aún sigue llorando a Paquirri, un hombre de apariencia ruda y campera, suavizada por aquella mirada cristalina que brotaba de sus ojos azules y de su eterna sonrisa, y que en el ruedo desprendía raza y valentía, poseedor de un poderoso concepto que le llevó a triunfar en todas las plazas y ferias de los dos continentes con tradición taurina, un gran figurón del toreo.
Su recuerdo está aún muy presente gracias a todo lo que representó en el universo taurómaco y también por la herencia familiar que dejó, pues, de sus tres hijos, dos están muy ligados al mundo de los toros, Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez,
 

1 comentario:

mªjose dijo...

Isabel Pantoja Martin,su difunto esposo,lo llevara siempre en su corazón,habrá algunos hombres en dicho camino de la vida pero el,era su amor!

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