Si alguno tenía dudas, ella las eliminó muy pronto. Un grito de amor, de pura entrega llenó la sala García Lorca del Palacio de Congresos y estremeció a la audiencia con 'Embrujá por tu querer', un tema que cumple casi cuatro décadas y que Isabel Pantoja escogió anoche como comienzo de un repertorio plenamente clásico, que acarició lo mejor de su carrera y que sirvió para demostrar que ella sigue siendo, como la llaman sus fans, la reina de la copla.
Una lluvia de aplausos dio la bienvenida a la sevillana poco después de las nueve y media. Ella, con un sencillo gracias, se puso el mono de faena y sacó a pasear esa rabia que guarda en la garganta. Vestía un vestido negro con bordados de plata en la cintura, un traje que ella misma fue adornando con las rosas rojas y blancas que sus seguidores se afanaban en lanzarle. Isabel hilvanó cinco temas de postín, uno tras otro. El conocido 'Pero vas a extrañarme' puso el corazón en un puño a los presentes, un tema perfectamente hilado por la tonadillera con su pianista. La sevillana estuvo acompañada también por un grupo de músicos de viento que dio potencia a la velada en temas como 'Perdona si te hago llorar', una canción que la propia Isabel adornó previamente con un guiño a sus fans. “Vamos a divertirnos que para penas ya hay muchas”, dijo.
La actuación de la Pantoja provocó el éxtasis de su audiencia granadina en algunos momentos, como cuando hizo un gesto de acunar a un bebé antes de cantar 'Buenos días, tristeza'. El público lanzó oles y aplaudió a rabiar entonces a la artista, que encaró el tema con una potencia inusitada. Pero la ovación cerrada llegó con 'A pesar del tropezón'. Fue un momento singular, con una sevillana muy expresiva y reafirmada en sí misma. “A pesar del tropezón no estoy caída. Es verdad que ningún mal dura cien años”.
"Ole, Granada, ole"
No fue hasta pasada la media hora cuando la artista hizo referencia a la ciudad de la Alhambra. “Ole, Granada, ole”, gritó Isabel Pantoja antes de recordar que su abuela era de Santa Fe. “Soy sevillana, pero tengo algo de granadina”. Posteriormente hizo un guiño a la Semana Santa, ya en ciernes, con cuatro sevillanas en las que repasó algunas de sus devociones. Cuatro temas más pusieron fin al primer acto, un tramo centrado en sus éxitos más populares.
Pero Isabel fue aún más Isabel tras el cambio de vestido. Con un traje de gitana de color rojo, la artista trabó un repertorio mucho más coplero. 'Feriante', 'Tengo miedo' y 'A tu vera' fueron, una tras otra, desgranadas por la potentísima voz de la sevillana, que aprovechó entonces para subir al escenario a varios integrantes del programa Se llama copla. La tonadillera criticó abiertamente el espacio televisivo –“No me nombran ni una sola vez”- y cantó a dúo con cada uno de ellos algunas de sus canciones. “Gracias por fijaros en mí y os digo más, conmigo vais a aprender, modestia aparte”, les dijo entre aplausos del público.
Un último cambio de traje –negro con grandes flores rojas estampadas- dio comienzo al tramo final del concierto, mucho más aflamencado. Isabel hizo nuevamente un guiño a la ciudad cantando 'Granada' con una audiencia que siguió ciegamente a la artista. Tras más de dos horas de concierto, la Pantoja puso fin a la actuación con 'Moreno' entre el éxtasis de los presentes. Aplausos y gritos de guapa que sirvieron de acompañamiento final a una Isabel inmensa, a la que las cuatro décadas de carrera la han convertido en la reina de la Copla.
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