Poderosa, la Pantoja convenció
La tonadillera arrancó
ovaciones y aplausos entre las más de 4.000 personas que siguieron el concierto
en el Ifevi, donde demostró porque le llaman la dama de la copla
De rojo, con pendientes de diamentes y con su ya popular sonrisa, Isabel
Pantoja salió al escenario del Ifevi, a las 21.30 horas. “Me gusta la gente” fue
el tema elegido para abrir el concierto entre los aplausos de un público
entregado, mayoritarimente femenino.
La organización cumplió las expectativas y casi completó el aforo de 5.000 localidades. Ayer, por la tarde se pusieron a la venta en taquilla las últimas 1.200 de las que se vendieron más de la mitad. Por exigencias de la artista, todos debían estar sentados.
Entre luces azules y malvas, saludó a la platea con un “¡Viva Vigo! Vamos a pasarlo muy bien”. “¡Bravo!, ¡Guapa!”, le gritaban los seguidores, entre los que saltaron lágrimas de emoción al escuchar los primeros compases de la música.
“Isabel, me llamo Isabel Pantoja” fue el segundo tema, que sí fue coreado entre el público. Casi sin descanso continuó con “Cuando yo de ti me enamoré fue por tu voz”.
Con arte flamenca se movió por el escenario. Sus guiños al público, sus ligeros meneos que insinuaban giros de sevillanas. Digna, desde la altura del escenario, agradecía las muestras de devoción.
Con el estribillo “Ni por el mar, ni por el río” inauguró el momento más movido del concierto. Pero aún hubo que esperar un par de temas más y algunas peticiones como “Moreno baila”, para que interpretase “Marinero de luces”. Tan solo alguna indicación al pianista Alfredo y cantó emocionada una de sus canciones más coreada. Bravos, aplausos, ovaciones y hasta un “¡Viva la madre que te parió!”, a los que la tonadillera respondió con un “¡qué público tan maravilloso!”.
Cuando llegó “A mi manera”, la platea enloqueció: aplaudió, coreó y piropeó. Ella, en su lugar, ejerciendo de artista, sin inmutarse y sin desaparecer su eterna sonrisa.
El mundo de los toros, canciones de amor y desamor se sucedieron una tras otra, sin faltar sus grandes temas. Hubo momentos de emoción y momentos de baile, pero la cumbre la tocó con “Hoy quiero confesar que estoy enamorada”.
Ella dio pruebas de sus tablas sobre el escenario. Su voz demostró su poderio e invadió la nave del Ifevi, que sin acotar, presentaba un aspecto desangelado, con miles de sillas ante un escenario, donde solo destacaba el pianista. El coro y el resto de los instrumentistas se perdían en el fondo neutro. Isabel Pantoja no defraudó siete años después de su última actuación ante un público que disfrutó cada una de las canciones.n
La tonadillera desplegó su arte sobre el
escenario de del Ifevi y cantó sus temas más populares despertando la pasión
entre un público entregado.
La organización cumplió las expectativas y casi completó el aforo de 5.000 localidades. Ayer, por la tarde se pusieron a la venta en taquilla las últimas 1.200 de las que se vendieron más de la mitad. Por exigencias de la artista, todos debían estar sentados.
Entre luces azules y malvas, saludó a la platea con un “¡Viva Vigo! Vamos a pasarlo muy bien”. “¡Bravo!, ¡Guapa!”, le gritaban los seguidores, entre los que saltaron lágrimas de emoción al escuchar los primeros compases de la música.
“Isabel, me llamo Isabel Pantoja” fue el segundo tema, que sí fue coreado entre el público. Casi sin descanso continuó con “Cuando yo de ti me enamoré fue por tu voz”.
Con arte flamenca se movió por el escenario. Sus guiños al público, sus ligeros meneos que insinuaban giros de sevillanas. Digna, desde la altura del escenario, agradecía las muestras de devoción.
Con el estribillo “Ni por el mar, ni por el río” inauguró el momento más movido del concierto. Pero aún hubo que esperar un par de temas más y algunas peticiones como “Moreno baila”, para que interpretase “Marinero de luces”. Tan solo alguna indicación al pianista Alfredo y cantó emocionada una de sus canciones más coreada. Bravos, aplausos, ovaciones y hasta un “¡Viva la madre que te parió!”, a los que la tonadillera respondió con un “¡qué público tan maravilloso!”.
Cuando llegó “A mi manera”, la platea enloqueció: aplaudió, coreó y piropeó. Ella, en su lugar, ejerciendo de artista, sin inmutarse y sin desaparecer su eterna sonrisa.
El mundo de los toros, canciones de amor y desamor se sucedieron una tras otra, sin faltar sus grandes temas. Hubo momentos de emoción y momentos de baile, pero la cumbre la tocó con “Hoy quiero confesar que estoy enamorada”.
Ella dio pruebas de sus tablas sobre el escenario. Su voz demostró su poderio e invadió la nave del Ifevi, que sin acotar, presentaba un aspecto desangelado, con miles de sillas ante un escenario, donde solo destacaba el pianista. El coro y el resto de los instrumentistas se perdían en el fondo neutro. Isabel Pantoja no defraudó siete años después de su última actuación ante un público que disfrutó cada una de las canciones.n